jueves, 2 de abril de 2020

DESÉALE SUERTE A TU ENEMIGO,LA NECESITARÁ.




TARDE O TEMPRANO LAS COSAS CAEN POR SU PROPIO PESO, TODO ES CAUSA Y EFECTO.

La Biblia nos exhorta a bendecir a nuestros enemigos, a proclamar la bendición de Dios en sus vidas. Pero yo le digo: ame a sus enemigos, bendiga a los que lo maldicen, haga el bien a los que lo odian y rece por los que lo maltratan, para que puedan ser hijos de su Padre que está en el cielo.

¡EL AMOR HACE LA DIFERENCIA CONTRA LOS ENEMIGOS!

Como hijos de Dios, debemos mostrar la diferencia. ¡Está escrito que veremos la diferencia entre el que sirve a Dios y el que no le sirve! (Malaquías 3:18). En nuestra vida diaria, con amigos, familiares, compañeros de trabajo, las relaciones no siempre son fáciles. A veces, independientemente de nuestra voluntad, hay conflictos, disputas, problemas. ¡El diablo está usando esto para dañar nuestro testimonio! ¡Observemos nuestro testimonio para que se salve un máximo de almas! (1 Pedro 2:12).
Independientemente de nuestras creencias religiosas, desearle el bien a quienes actúan de forma equivocada, reconforta nuestro espíritu y crea sobre nosotros un aura positiva.
Humanamente hablando, ¡no es simple! Necesitamos de mucha fuerza de voluntad para poder desearle a alguien que no se lo merece el bien. También Dios nos da la fuerza para perdonar y bendecir a quienes no lo merecen.

Sin embargo es bueno tener en cuenta que desearle bien a los demás, no solo es positivo para ellos, sino también para nosotros. La bendición es general, tanto para el que las da, como para el que las recibe.

¿QUÉ SIGNIFICA BENDECIR?

Dios nos pide que deseemos lo mejor para nuestros amigos y enemigos. Literalmente bendecir es invocar a los demás la bendición de Dios. ¡Antes de seguir adelante, debemos entender la gracia! Muchas veces hemos lastimado a nuestros familiares y amigos más cercanos. Por lo que en este caso, debería ser más fácil aceptar el error de un ser querido, nuestros colegas, amigos y familiares. 
Es lógico que este tipo de actitudes nos duelan, sin embargo, ¡hay que aceptar que otros también nos pueden hacer daño! ¡Así como lastimamos a alguien, alguien también nos puede lastimar a nosotros! ¡Al darnos cuenta de esto, podemos perdonar de manera más fácil!
Cuando una persona viene a hablarnos sobre nuestro enemigo, no nos apresuraremos a hablar mal de él, sino que, por el contrario, si queremos poner en práctica la Palabra de Dios, incluso cubriremos su culpa. No tenemos que gritar a los cuatro vientos el daño que nos ha hecho. ¡Bendecir a nuestro a los demás, por muy poco que lo merezcan, también significa cubrir la falla y ya no mirar hacia atrás sino avanzar!

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